Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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1083
Legislatura: 1884-1885 (Cortes de 1884 a 1886)
Sesión: 17 de junio de 1885
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Ministro de la Gobernación
Número y páginas del Diario de Sesiones: 175, 5132-5133
Tema: Interpelación sobre el estado de la salud pública

No solamente tengo un deber de cortesía que cumplir contestado al Sr. Ministro de la Gobernación, sino que además le debo una satisfacción por aquellas palabras mías relativas a que S.S. era sustituido con ventaja por el Sr. Presidente del Consejo de Ministros cuando éste tomaba a su cargo los asuntos del Ministerio de la Gobernación. No solamente no había ofensa en esto para S.S., porque la autoridad del Sr. Presidente del Consejo es por todos reconocida, sino que yo añadí la atenuación de que como eran tan pocas las veces que el Sr. Presidente del Consejo nos honraba con su asistencia, acogíamos con gusto cualquier ocasión en que su señoría se levantase a hablar. No había, pues, en mis palabras nada que pudiera molestar a S.S. (El Sr. Ministro de la Gobernación: No me ha molestado). Me lo había parecido.

El Sr. Ministro de la Gobernación, que no ha estado durante todo el debate, no ha comprendido bien mi tesis y mis argumentos. Yo no censuro lo que haya hecho el Gobierno como medidas preventivas. Lo que digo es, que no ha debido hacer la declaración oficial de la existencia del cólera-morbo en Madrid. De modo que en las demás cosas que ha realizado su señoría yo no me detengo, y no quiero siquiera hablar de lo que yo hubiera hecho en su caso.

El argumento del Sr. Ministro de la Gobernación es muy peregrino: "¿Qué quiere el Sr. Sagasta, que no digamos la verdad?" No, Sr. Ministro; ¿cómo he de querer yo eso? Si S.S. cree que es un deber de conciencia decir la verdad, ¿por qué no cumplió ese deber de conciencia el año pasado, cuando ocurrieron casos sospechosos en Barcelona y en Alicante, y por qué no la ha cumplido también respecto de Valencia durante los meses que lleva allí la enfermedad? Una de dos: o no es cuestión de conciencia y deseo de decir la verdad lo que S.S. ha hecho en Madrid el día de ayer, o no lo es lo que ha hecho respecto de Barcelona y Alicante el año pasado, y respecto de Valencia este mismo año. De modo que, tómese como se quiera, la conducta del Sr. Ministro de la Gobernación no tiene explicación plausible. (Aprobación en la minoría). [5132]

Ha dicho S.S. que la Real orden de ayer tiene por objeto evitar que vengan a Madrid las gentes de provincias; pero como a renglón seguido añade su señoría que lo que ha hecho ha sido evitar que salgan las gentes de Madrid, resultan dos cosas contradictorias. ¿Quién duda que la alarma producida por esa Real orden ha echado y echará de Madrid a muchas gentes? (Rumores en la mayoría).

Id a vuestras casas, y vuestras esposas y vuestras hijas os demostrarán que se han alarmado y os pedirán que marchéis. (No, no). Eso ya lo sabremos, si por desgracia la epidemia viene: ahora no me extraña tanto valor.

Pero en fin, ¿es que la Real orden se ha dado para que los de provincias no vengan a Madrid? Pues entonces esa Real orden es una especie de espantajo y nada más, y esto es lo menos que puede ser el objeto de una Real orden.

Pero me parece que S.S. ha incurrido en algunas contradicciones, porque hay muchas personas que antes de la Real orden han echado a correr, y otras que lo harán después, y en cambio no han salido, a pesar de la Real orden, algunos de los que quizá debían salir; y a propósito de esto, S.S. debe tener entendido que aquellos que por el cumplimiento de su deber no deben salir de Madrid, no necesitaban el estímulo de la Real orden para cumplir con su deber. ¡Y ojalá le pasara lo mismo al Gobierno para cumplir con los suyos! Porque así como esos que tienen obligación de quedarse se quedan sin la Real orden, sin la Real orden desearía yo que algunos Ministros hubieran salido o salieran de Madrid para enterarse de lo que ocurre en los puntos infestados, mucho mejor de lo que lo hacen por medio de informes extraños. Los que aquí deban quedarse, pues, aquí se quedarán, y si no, tanto peor para ellos; pero los que deben ir a otra parte a dar ejemplo y demostrar que no se conforman sólo con ofrecer consejos, que vayan a otra parte también, y si no, tanto peor para ellos.

Por lo demás, no quiero seguir discutiendo; porque de hacerlo va a resultar que el Sr. Ministro de la Gobernación para fundar su Real orden nos presentará algún otro cuadro terrorífico que en vez de de calmar alarme los espíritus, y yo no quiero que esto suceda por mi causa. Siempre queda en pie mi tesis proclamando que la Real orden no sirve para nada beneficioso contra el cólera, y en cambio trae perjuicios inmensos; y siempre queda en pie también mi pregunta sobre la razón que halla S.S. para hacer en Madrid lo que no ha hecho en Barcelona y en otros puntos. [5133]



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